Zanella RZ3

La marca de Caseros busca acercarse a la gama media y lo hace con esta 250 cc. Luce deportiva con un motor que tiene buena respuesta en el medio régimen.
Frenos muy sensibles y suspensiones para autopista.

Cómo una lógica evolución del mercado, las marcas generalistas buscan satisfacer las demandas de los usuarios con motos que van creciendo en cilindrada, equipamiento y prestaciones. Durante mucho tiempo, los modelos más vendidos se ubicaron por debajo de los 150 cc con equipamiento muy sencillo.
Si bien esa constante aún se mantiene, el mercado –sea por decisión de las marcas o por exigencia de los clientesmuestra una tendencia hacia una oferta más elevada.

De esta manera, desde hace un tiempo se está dando una paulatina migración hacia una oferta de productos en el segmento alto de la baja gama o, si se quiere, en el bajo de la gama media con motos entre 250 y un poco más de 300 cc, tanto en las categorías street como doble propósito. El año pasado, Zanella presentó la RZ3, una moto naked con una impronta bastante ciudadana que a priori pareciera hacer referencia a una cilindrada de 300 cc, pero sin embargo monta un motor de 249 cc.

A primera vista luce llamativa, con un diseño deportivo –los caños del chasis en rojo le otorgan un aspecto muy europeo- y un estilo agresivo, con un cuerpo voluminoso y una mirada como la de un insecto o un transformer japonés, aunque en realidad esta moto viene de China y se arma en la planta de Caseros.

La posición de manejo está condicionada por la altura del piloto, una persona que mida más de 1,70 va a tener que adaptarse al manillar más bajo y angosto y a los pedalines desplazados hacia atrás del eje central vertical. Si bien la quilla es un buen remate en la parte baja hay que tener cuidado al subir o bajar cordones.

El asiento dividido en 2 alturas tiene una tendencia a duro y en viajes largos se impone descansar cada 100 o 150 kilómetros. El tablero digital, si bien es chico brinda bastante información. Con la ayuda del cebador manual a cable, el motor arranca y suena con buena potencia pero la salida de los gases del escape integrado queda muy cerca de la pierna derecha tanto del conductor como del acompañante.

El impulsor es un monocilindro de 249 cc. con alimentación a carburador y refrigeración líquida que entrega 29,5 CV de potencia y un torque de 24,5 Nm a 7.000 rpm. Está asociado a una caja de 6 marchas y Zanella declara una velocidad final de 150 km/h.

La respuesta del motor es muy buena en medio régimen pero ahí también aparecen vibraciones que se sostienen incluso en un régimen alto.

El motor parece robusto, y tiene un detalle notable, el electroventilador tiene un deflector por detrás que cuando se acciona envía el flujo de calor al piso
sin molestar al conductor.

Con un peso de casi 160 kilos con todos los fluídos, un tanque de combustible con capacidad para 15 litros, y un consumo promedio de 3,5 litros cada 100
kms a una velocidad de 110 km/h en sexta tiene una autonomía que supera los 400 kms, un valor muy bueno para la categoría.

La suspensión –con horquilla convencional adelante y con monoamortiguador atrás con regulación del resorte en precarga- resulta buena para un andar deportivo sobre asfalto liso dado que es bastante dura pero en calles empedradas o en malas condiciones se siente en los riñones.

Si bien el freno delantero tiene una generosa medida de 300 mm de diámetro, con la mínima presión sobre la palanca, y ante una frenada imprevista, hay que tener cuidado para no bloquear la rueda. El freno trasero es un poco más blando.

En este punto juegan un rol importante las cubiertas de 17” de una marca no habitual y con un compuesto bastante duro y que calzan en llantas de aleación. Si bien su ámbito natural es la ciudad, por su carácter tirando a deportivo no es una moto para todos los días, más bien para usarla como esparcimiento.

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