Test: BMW F 750 GS / F 850 GS

Desde Málaga, España.
X Alejandro Fischer

La sigla que identifica a las motos doble propósito de BMW es G/S por Gelände/Strasse que en alemán significa tierra y ruta. Y esa es la actitud que la marca bávara siempre buscó darle a sus modelos on-off, y en particular a los de su gama de mediana cilindrada, con la intención de ofrecer motos con un mix equilibrado que se desempeñen con solvencia tanto sobre asfalto como fuera de ruta.

La primera generación apareció en 2007 durante el Salón de la Moto de Milán en 2 cilindradas, 650 y 800. Unos años más tarde, la seis y medio pasó a 700 con algunos cambios estéticos y de equipamiento.

Ahora, la marca alemana presentó la tercera generación para ambas versiones con profundos cambios en motor, chasis, electrónica y configuración. El concepto aplicado es profundizar la polivalencia, esto es que resulten aptas para ciudad y ruta con ciertas aspiraciones deportivas (la más chica) y para viajes largos con acompañante y equipaje o para el off-road intenso (la más grande).

En esta oportunidad se han producido dos tipos de diferencias: una con respecto a la generación anterior, y otra entre ellas.

NUEVO MOTOR
La primera gran diferencia con el pasado es que ambas cambiaron de motor y subieron 50 cc la cilindrada. Ahora, el impulsor para ambas es compartido, como era antes, un bicilíndrico en paralelo pero que cubica 853 centímetros. En el caso de la 750 entrega 77 HP (78 CV) a 7.500 rpm y 83 Nm de toque a 6.000 rpm, apenas subió 3 CV respecto de la anterior versión 700. Por su parte, la 850 brinda 95 HP (96,3 CV) a 8.250 rpm con un torque de 92 Nm a 6.250 rpm. En este caso, el aumento de potencia fue sustancial, 11 CV más, lo que implica un 13,4 % de incremento.

Los dos modelos incorporan asistente de cambio –para no usar el embrague para subir y bajar cambios- y sistema anti rebote. Una modificación muy importante con el concepto anterior es que se cambió la ubicación del tanque de combustible, que antes estaba debajo del asiento con la boca de carga a la derecha. Ahora
el depósito –de 15 litros de capacidad pasó a la ubicación tradicional, esto es arriba del motor, por ende la localización de la batería se mudó a debajo del asiento, lo cual implica un cambio en la distribución de pesos y del centro de gravedad.

Otras modificaciones fueron el traslado del caño de escape a la derecha, manteniendo la posición elevada, y la inversión de la ubicación de la caja de velocidades que pasó al lado izquierdo. Por ende la transmisión secundaria (“la cadena”) quedó en ese lateral, mientras que el freno trasero (el “disco”) pasó a la derecha. Las palancas de embrague y freno delantero ahora vienen con ruedita de regulación.

TABLETA BAJO EL SOL
Además de cambios hubo incorporaciones. Una de las más notorias es el tablero. Los dos relojes analógicos con la pequeña pantalla digital fueron reemplazados por una notable pantalla con tecnología TFT de 6,5 pulgadas y una altísima resolución que permite ver con claridad la información a pesar de darle el sol del mediodía a pleno. Y este es el eje de uno de los conceptos que BMW incorpora en esta nueva generación de sus medianas on-off, la conectividad.

Además de la computadora a bordo y la pantalla, el otro protagonista central es el teléfono inteligente, con el complemento de intercomunicador en el casco del conductor.

Esta combinación permite todo tipo de interacciones multimedia vía Bluetooth de manera muy intuitiva gracias a la “ruedita” ubicada en el puño izquierdo heredada de la 1200 GS. Así, el motociclista puede acceder no sólo a la más completa información sobre el comportamiento de la moto –hasta la presión de las cubiertas y la recomendada en cada situación de conducción-, sino también a todas las funciones del celular, escuchar música y navegar, en este caso prescindiendo de un GPS adicional.

En principio, esta pantalla se incorpora de serie en las versiones tope de gama o como opcional. Para la entrada, la marca colocará un tablero combinado de reloj analógico y pantalla digital de anterior generación. Dato importante: en el puño derecho incorpora la función de llamada de emergencia inteligente SOS ofrecida por primera vez como equipamiento opcional para la gama media.

Ahora, ambos modelos disponen de encendido sin llave. Basta con tenerla en el bolsillo, acercarse a la moto y oprimir un botón para arrancarla, apagarla y/o trabar la dirección.

En esta generación, BM incorpora 5 modos de conducción en ambos modelos. Rain y Road como estándar y Dynamic, Enduro y Enduro Pro como opcionales. Todos actúan sobre el ABS, el ABS Pro, el control de estabilidad y el control de tracción.

Como opcionales también se cuentan el Dynamic ESA (suspensión electrónica semiactiva sólo en la rueda trasera), el control de crucero y el control de presión de neumáticos.

Hablando de las ruedas, las llantas de aleación de la 750 tienen la válvula de inflado en uno de los gruesos rayos y no en el aro, mientras que la 850 calza llantas de rayos con el enganche por fuera del aro de chapa lo que permite utilizar neumáticos sin cámara.

BM también apuntó a que estas motos sean accesibles a todo tipo de talla de conductor. Para eso ahora ofrece 4 opciones de altura de asiento: 770, 790, 815 y 830 mm para la 750, y 815, 835, 860 y 875 mm para la 850.

EN EL VÉRTIGO DE LAS MONTAÑAS
La presentación mundial de la nueva gama media de la familia G/S tuvo un escenario que muchas veces se extraña en nuestro país, los ondulantes caminos de montaña que España tiene al alcance de la mano. En este caso en rutas alrededor de esta bella ciudad bañada por las aguas del Mediterráneo. En general, este tipo de lanzamientos suelen ser tranquilos, medidos, con recorridos acotados.

En este caso más que una prueba de manejo fue un curso de perfeccionamiento de la conducción donde los instructores de BM impusieron un ritmo intenso tanto a las pruebas en ruta como en off-road.

A lo largo de los dos días de test, el primero bajo lluvia, se recorrieron poco más de 360 kilómetros, buena parte de ellos en rutas principales y caminos secundarios asfaltados, donde tuvo más protagonismo la 750.

Las pruebas con la 850 se centraron más sobre tierra y barro, un lodo espeso como chocolate que puso a prueba no sólo a la moto sino también a los periodistas.

La más chica se mostró como una trail asfáltica muy bien plantada para circular con holgura en rutas y encarar viajes de larga distancia pero también sumamente apta para el tránsito urbano.

Claramente, la nueva distribución de pesos y por ende el reformulado chasis lograron un mejor desempeño en particular en curvas y contracurvas de vértigo ayudado por cubiertas Metzeler con nuevo compuesto.  El ángulo de inclinación se ha cerrado respecto de la anterior generación.

El escenario para la 850 fue caminos de tierra muy mojada y una pista de barro más para una pelea que para intentar llevar una moto derecha. Aquí, las ayudas electrónicas y los 95 HP pusieron su cuota de eficacia para dominar la situación donde las suspensiones y los frenos combinados jugaron un rol clave.

Las conclusiones más sobresalientes son que las motos de esta nueva generación ofrecen un motor que aplica el torque desde bajas rpm, vibran mucho menos que la anterior, los cambios pasan como manteca en la tostada, la notable respuesta en el modo Dynamic sobre asfalto, lo mismo que la sensación de control
que trasmite el modo Enduro Pro en off-road, y el confort de marcha por unas suspensiones “inteligentes”, y la conectividad casi total.

Por supuesto, la marca alemana sigue con su política comercial de ofrecer una enorme cantidad de accesorios –muchos de ellos importantes y que algunos tienen que ver con la seguridad- como opcionales lo que siempre termina encareciendo el producto.

 

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