Por Chiche Caldarella
Creo de antes de hablar de esta RSV4 RR tendríamos que hacer un repaso sobre la marca para saber de qué estamos hablando. Aprilia se fundó en 1945 en Noale, región de Véneto en Italia. Pero, más allá de sus inicios con bicicletas y scooters, esta marca es sinónimo de pasión y de velocidad. Y esa pasión se transformó en un impresionante récord de triunfos.
Desde 1975, año en que debutó en las competencias del mundial de velocidad, Aprilia se convirtió en el constructor occidental con mayor número de éxitos en la historia, obtuvo 294 victorias y posee un total de 54 títulos mundiales: 38 de ellos en el campeonato de velocidad (20 en la categoría de 125cc y 18 en la 250cc). El resto fueron 7 títulos en la categoría Superbikes (piloto/fabricante en 2010, 2012 y 2014, y uno de constructor en 2013), y 9 títulos en off-road (7 en Supermotard y 2 en Trial).
Y esta RSV4 RR “de calle” se convirtió en la natural evolución de un proyecto que dominó el Mundial de Superbikes al ganar 7 títulos mundiales en 5 años, convirtiéndose en un referente en el segmento.
Ahora llega esta nueva versión. No hay dudas de que estamos ante una moto racing de pura cepa, con la posición de competición con las manos abajo, los pies atrás y el cuerpo sobre el tanque amoldado al contorno de la moto.
Una incomodidad la plantea la ubicación de la muleta dado que el perno de extracción es muy corto y está colocado entre la palanca de cambios y el pedalín, lo que dificulta “encontrarla” con el taco al momento de estacionar la moto.
Oprimí el botón “start” y el sonido de esta Aprilia me transportó al MotoGP de Termas de Río Hondo con su sonido embriagador.
Y la segunda sorpresa la tuve con la primera marcha, llega a los ¡¡150 km/h!! en 13.000 revoluciones, casi en la zona roja del tacómetro. Impresionante!!! Una pura sangre de pista.
Ante semejante velocidad se impuso probar los frenos inmediatamente. Con apenas 2 dedos de la mano derecha logré una frenada progresiva, firme y contundente.
Después busqué sentir la maniobrabilidad de la moto haciendo slalom para ver hasta dónde se inclina y noté un desplazamiento equilibrado que me dio absoluta sensación de seguridad.
Una vez que me generó confianza en las maniobras básicas, me puse a “jugar” con la electrónica. Esta moto tiene 3 configuraciones para la entrega de potencia, 8 seteos para el control de tracción, y 3 modos de intervención del ABS.
La configuré en un nivel intermedio dado que en el mayor nivel de intervención no entrega todo su potencial. Tengamos en cuenta que estamos ante una moto que pesa 185 kilos, entrega 201 CV con un torque de 115 Nm a 10.500 rpm. Por lo tanto si la pones en la máxima intervención la moto se vuelve aburrida.
Repasemos el equipamiento electrónico: ABS Bosch 9.1 MP, APRC System (Aprilia Performance Ride Control), Aprilia Traction Control (ATC), Wheelie Control (AWC), Launch Control (ALC), Aprilia Cruise Control (ACC) y limitador de velocidad (APL).
Además un dato muy importante, dispone de quick-shift, esto es que para pasar los cambios ascendentes no es necesario cortar la aceleración, sosteniendo el régimen en, por ejemplo 11.000 rpm, se puede subir de marchas sin accionar el embrague con lo cual se ganan décimas preciosas en un circuito.
Lo mismo que el anti rebote del embrague. Me parece muy acertado para este tipo de motos porque evita que al bajar 2 o 3 cambios seguidos por una frenada a fondo la rueda trasera “zapatee” contra el piso. Así no pierde adherencia y permite entrar en las curvas con las 2 ruedas bien pegadas al asfalto acostándola con confianza.
Las suspensiones trabajan en equilibrada armonía y se las puede configurar a gusto para el manejo de cada uno y su sensibilidad.
Calza cubiertas Pirelli Diablo supercorsa SP V2 en medida 120/70 ZR17 adelante, mientras que atrás es de 200/55 ZR17, una cubierta muy específica para el alto rango de velocidad que desarrolla esta moto.
Ante una imperfección en el camino, por ejemplo un desnivel, la moto se “despega” unos centímetros del piso pero sin perder la línea absorbe el impacto y al caer sigue en línea recta sin desacomodarse. La suspensión es casi perfecta porque absorbe las irregularidades con apenas 120 mm de recorrido.
En la recta más larga del autódromo de Baradero llegué a los 210 km/h en tercera casi al corte. Me impactó el impulso brutal de la aceleración pero absolutamente controlado.
Me acorde mucho de la Gilera Quattro cuando me subí por primera vez en 1963. Sentí como que el tiempo no había pasado y que con esta moto podía volver a las pistas a disfrutar la velocidad.
A medida que giraba tuve las mismas sensaciones de aquellas épocas de poder doblar cada vez más fuerte pero con una electrónica que te permite estirar cada vez un poco más los límites.
A diferencia de otras motos racing esta me transmitió seguridad y confianza en situaciones límite de aceleración, frenaje y doblaje.
Claramente es una moto egoísta porque es para uno solo. Aunque creo que el tope trasero del asiento es bajo, tendría que ser más alto para ofrecer mayor contención en la aceleración.
Si bien es una moto para usar en pistas también se la puede andar en la calle y acá se plantea un problema, no tiene indicador del nivel de combustible. Solo avisa que entró en modo de reserva cuando se enciende una luz amarilla en el tablero. Tengamos en cuenta que en nuestras rutas las estaciones de servicio suelen estar separadas por muchos kilómetros.
Esta situación no permite calcular con precisión la recarga de combustible de una moto que carga 18,5 litros y gasta bastante.
Esta Aprilia RSV4 RR me generó una sana adrenalina y hasta me hizo transpirar por la tensión que genera una moto de este tipo. La verdad no me quería bajar.