Test Triumph Street Scrambler

Fiel exponente del estilo neoclásico pero con los aditamentos modernos tan de moda en los últimos años, esta moto cumple perfectamente con el doble propósito de alegrarnos en las curvas asfaltadas y divertirnos en el off-road liviano. Su precio: US$ 24.230.

Por Chiche Caldarella

Hay marcas que huelen a leyenda. No sólo porque ya son centenarias sino porque lograron cimentar su fama gracias a modelos emblemáticos que quedaron en la memoria colectiva por calidad o hazañas deportivas.

Thiumph es uno de esos casos. Casi la única sobreviviente de la época de esplendor de la industria motociclística inglesa –recuerdo a Norton, Matchless, AJS, Royal Enfield, Velocette, Ariel, Sumbean, BSA entre tantas otras- y que creó modelos extraordinarios como la Bonneville o la Tiger.

Una de las últimas novedades de la marca inglesa en la Argentina es la Street Scrambler, que busca revivir aquella época dorada de los años ’60. Recuerdo cuando en mi juventud leía las revistas que venían de Inglaterra con todas las novedades de entonces.
Y con esta en particular, apenas me acerqué vino a mi memoria la película “El gran escape” donde Steve McQueen huye de los soldados nazis al comando de una Triumph TR6 Trophy. Increíble el salto que hace sobre unas barricadas. Precisamente, esta Street Scrambler es heredera de aquella. Sus líneas son fieles a sus orígenes, como los laterales de goma para apoyar las rodillas contra el tanque y las líneas bitono que lo recorren, la óptica vidriada y rayada de estilo clásico, el único reloj, el asiento individual, los protectores de goma tipo fuelle en los barrales de la suspensión delantera y hasta la chapa portanúmero de competición en el lateral izquierdo.

A diferencia de sus hermanas, la Bonneville o la Thruxton, la Street Scrambler muestra un espíritu más rebelde gracias a su manillar más ancho,
los neumáticos mixtos y, en particular por su imponente doble escape alto por la derecha que le otorga ese toque tan personal.

Pero si bien el escape es un sello de identidad de este modelo, al mismo tiempo su ubicación implica cierta incomodidad para los pasajeros. Sucede
que el doble caño de acero pulido está ubicado en paralelo al asiento y resulta inevitable tocarlo con la pierna derecha del conductor o del acompañante.


Si bien tiene un separador, éste no alcanza para disipar la gran temperatura que generan los gases de combustión, sensación térmica que aumenta cuando se acciona el electroventilador al circular en tránsito lento.

Antiguamente, las Triumph solían venir con dos relojes redondos para velocímetro y cuentarrevoluciones marca Smith. Hoy dispone de un solo instrumento analógo-digital compuesto por un velocímetro de aguja y una pantalla digital donde se informa revoluciones, marcha engranada, nivel de combustible, autonomía, consumo, y las desconexionesde ABS y control de tracción. La única objeción es que el cuenta revoluciones no permite una lectura rápida
del régimen del motor. Lo mismo que el indicador de marcha, el ideograma es muy pequeño y con los reflejos en la superficie no se ve con claridad.
El asiento –en este caso individual, atrás tiene una parrilla portaequipajes- reproduce el formato de aquellos años pero en alcántara antideslizante y brinda buena sujeción.

Me gustó mucho el conjunto delantero conformado por la horquilla convencional, los guardapolvos de goma tipo fuelle en los barrales, los
soportes del faro, el guardabarros corto, la llanta de rayos y los neumáticos mixtos de 19”. Es una de las vistas que mejor reproduce la esencia
clásica de la moto.

Cuando me senté por primera vez percibí una posición de manejo cómoda. Las palancas de freno delantero y embrague están en la distancia
justa para tomarlas tanto sentado como parado. Lo mismo que los comandos de palanca de cambios y freno trasero. Los pedalines conformado por la horquilla
convencional, los guardapolvos de goma tipo fuelle en los barrales, los soportes del faro, el guardabarros corto, la llanta de rayos y los neumáticos
mixtos de 19”. Es una de las vistas que mejor reproduce la esencia clásica de la moto.

La otra nota agradable la ponen la suavidad de sus mandos, con un embrague y una caja de cambios con un tacto realmente suave. Lo mismo se puede decir del acelerador electrónico, otro elemento que ofrece muy buenas sensaciones. Ambos frenos son Nissin. La presión de frenado de la rueda delantera es proporcional a la presión que nuestra mano derecha ejerce sobre la palanca y así permite dosificar la presión en función de las necesidades de frenado. No sucede lo mismo con el freno trasero, hay que generar una presión más fuerte con el pie derecho para lograr una frenada eficiente.

Por suerte, los controles de ABS y de tracción se pueden desconectar para poder usarla libremente en caminos de tierra o arena y para que la rueda trasera deslice. En este caso la conducción se vuelve muy divertida. Las suspensiones, ambas Kayaba de 120 mm de recorrido, cubren los requerimientos
tanto en asfalto como en off-road liviano, donde las cubiertas Metzeler Tourance trail, con un dibujo de uso mixto, cumplen un buen desempeño.

En cuanto al motor, se trata del histórico bicilíndrico en paralelo. En este caso de 900 cc con cigüeñal calado a 270° que entrega 55 CV a 5.900rpm con un notable par motor de 80 Nm apenas a 2.850 rpm. Es de inyección electrónica, refrigeración líquida y está asociado a una caja de 5 marchas.


Buscando el régimen máximo en cada marcha, cuando el motor llega a las 7.100 rpm no prende ninguna luz testigo de alerta de máximas revoluciones y pierde potencia hasta pasar al cambio siguiente. En quinta no llega al máximo de revoluciones, se queda en las 6.500/6.600 según condiciones, obteniendo una velocidad final de entre 175/180 km/h.

La entrega de potencia es lineal y suave, pero con carácter cuando se lo llama. Con un depósito de 12 litros, la autonomía es acotada y no llega a los 280 km.

MOTOR: El tradicional bicilíndrico en paralelo de 900 cc con un único árbol de levas a la cabeza calado a 270° que entrega 55 CV de potencia a 5.900 rpm y 80 Nm de par motor a 2.850 rpm.

 

SUSPENSIÓN: Horquilla tradicional Kayaba de 41 mm y 120 mm de recorrido. Llanta de rayos de 19”. Neumáticos Metzeler Tourance trail con semi tacos 100/90-19. Frenos Nissin con ABS y disco de 310 mm.

 

RELOJ: Viene con un sólo instrumento análogo-digital que concentra toda la información necesaria además de los indicadores lumínicos. El ideograma de marcha engranada es pequeño.

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