En la Argentina cada vez se venden más motos. Y este no es un fenómeno de los últimos tiempos. Hace varios años que la tendencia es la misma. Con los lógicos altibajos económicos -producto de cambios en el poder adquisitivo de la gente o por limitaciones a las importaciones- las ventas de motos anuales no bajan de las 450.000 unidades, dentro de las cuales las de baja cilindrada ocupan cerca del 92.8 % de las ventas. El resto se reparte entre mediana y alta gama, y cuatriciclos. Este año se espera que los patentamientos alcancen las 580.000 unidades.
Pero dentro de este mercado tan dinámico se destaca, claramente el crecimiento de un nuevo segmento que cada vez tiene más penetración en el mercado, el de los scooters.
Y hay varias razones que explican este volver a uno de los estilos de motos más emblemáticos.
Por un lado, en Europa desde hace unos años, se vive una moda de regreso a lo clásico que busca rescatar estilos, diseños y objetos de los años 40, 50, o 60. Elementos que quedaron en la memoria afectiva de mucha gente y que desde hace un tiempo regresan con nuevos materiales y tecnologías bajo la denominación de retro o vintage.
Así, entre las dos ruedas, lo que antes se conocía como motoneta, hoy vuelve mejorado y ampliado bajo la denominación de scooter. Y dentro de este segmento, el modelo a imitar es la icónica Vespa.
Recordemos las míticas escenas en las que Audrey Hepburn y Gregory Peck recorren, enamorados, Roma a bordo de una Vespa en la película Vacaciones en Roma, de 1953, o La Dolce Vita, de 1960, en el que la Vespa simboliza todo el intenso estilo de vida italiano.
Otro motivo que explica la expansión, no sólo de los scooters sino de las motos en general son las cada vez más agobiantes congestiones de tránsito, las restricciones para circular y las limitaciones para estacionar.
Por supuesto, las motos, y en particular las de baja cilindrada y los scooters pequeños, también son más accesibles para comprar, mantener, y fáciles para guardar casi en cualquier lado.
En el caso particular de los scooters, las propias características del vehículo hacen que sea aceptado por un público mucho más heterogéneo.
La posición de manejo no es a horcajadas sino como si se estuviera sentado sobre una silla. Incluso, la forma de acceso, sin levantar una pierna es menos aparatosa. También ofrecen una muy buena protección frontal que se combina con un parabrisas generoso que mitiga el impacto de los elementos.
Además tienen una buena capacidad de carga bajo el asiento e, incluso, se puede llevar objetos pequeños entre las piernas sobre la plataforma apoyapiés.
Y un dato no menor: es un vehículo limpio, dado que al tener las ruedas cubiertas por generosos guardabarros adelante y dentro de la carrocería atrás y no disponer de cadena para la tracción no ensucia al conductor ni al acompañante. Además, los scooters disponen de transmisión por CVT o variador continuo, por eso no es necesario realizar cambios, otra ventaja para la conducción.
Por otra parte, se trata de un vehículo “simpático”, tranquilo para circular, que no permite una conducción veloz ni intrépida.
Esta combinación de factores ha generado nuevos usuarios: hombres –jóvenes y mayores- que no se subirían a una moto convencional pero que aceptan gustosos la propuesta más “elegante” del scooter que les permite dejar su auto en la casa y movilizarse cómoda y rápidamente por la ciudad.
Pero quienes han entrado de lleno en el mundo de las dos ruedas, y del scooter en particular, son las mujeres.
Cada vez resulta más habitual ver señoras y señoritas con polleras y vestidos elegantes con el seductor complemento de unos “stilettos” yendo a trabajar, estudiar o de paseo sobre scooters.
Por eso este segmento de motos pegó tanto en el público femenino.
En la actualidad, la oferta de scooter se va ampliando rápidamente. A partir de los tradicionales 125 cc, la gran mayoría del parque, el abanico abarca desde los 50 cc hasta los maxi-scooters de 650 cc. pasando por 300, 400, 500 y 600 cc.
Incluso, los más grandes tienen prestaciones que sorprenden como potencias de 60 CV y una velocidad final de 180 km/h.
Lo próximo que se viene son los eléctricos, ideales para la movilidad urbana que requiere recorridos cortos.