Se trata de un emblemático modelo de la marca italiana que se arma en Argentina con partes que llegan de Asia. El resultado es un producto con personalidad y detalles interesantes, a un precio muy accesible.
Por Chiche Caldarella
Benelli es una de esas marcas que los italianos llevan en el corazón. Fue fundada en Pésaro, frente al mar Adriático, en 1911 gracias a la iniciativa de una viuda y sus 6 hijos apasionados por la mecánica y las competencias. Su primer nombre fue Benelli Garaje. Sufrió las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, y luego vivió la resurrección.
En ese período de bonanza, la empresa lanzó en 1951 la Leoncino, una moto de 98 y 125 cc que, con distintas variantes, se mantuvo en el mercado por 20 años dándole notable éxito comercial. Otros recordados aciertos fueron la Tornado 650, y la 750 Sei, ésta última una revolución en el mercado de 1973 por ser la primera moto de serie con 6 cilindros.
Sin embargo, Benelli lo pudo escapar al golpe tecnológico y comercial que las marcas japonesas le asestaron a las motos europeas en los años 60 y 70. Así, los va y viene económicos se mantuvieron hasta diciembre de 2005 en que los entonces propietarios, la familia Merloni, vendieron la marca al grupo chino Qianjiang.
La combinación parecía acertada, diseño italiano, con líneas originales que gustaban a muchos, con producción china a bajo costo. Sin embargo, la crisis de 2008-09 volvió a castigar los planes de Qianjiang para Benelli. Hasta que hace pocos años, el gigante chino Geely -dueño de Volvo, Proton y del 10 % de Mercedes-Benz compró el 30 % de Qianjiang.
Con la entrada del nuevo capital no sólo se asegura el presente de la marca Benelli, sino que se establece la base tanto financiera como tecnológica para desarrollar una nueva gama de motos que aseguren su futuro. Un ejemplo es la Benelli Leoncino.
Dentro de su plan de expansión mundial, Benelli llegó poco tiempo atrás a la Argentina representada por La Emilia, la empresa radicada en la ciudad homónima de la provincia de Buenos Aires y que produce la marca Motomel. Allí ensambla la Leoncino con motopartes que llegan de Oriente.
Buena postura
Al subir me llamó la atención el ángulo de inclinación cuando está apoyada en la muleta que permite enderezarla con un mínimo movimiento de las piernas. Lo mismo que la ergonomía, cómoda para una persona de mi altura -1,62- como para alguien de más de 1,85. El manillar ancho -880 milímetros- genera un buen brazo de palanca para conducir con una posición de manejo muy relajada dado que los brazos no están en tensión. Las piernas caen naturalmente sobre los pedalines. Los 4 apoyapies tienen encastradas gomas que permite una correcta sujeción del pie para evitar deslizamientos involuntarios.
El asiento, de doble altura, tiene 790 mm para el conductor, permite que una persona de talla baja se acomode sin demasiadas dificultades. Un buen detalle es que esa parte viene con un tapizado con dibujo antideslizante. No así para el acompañante. Para viaje largos resulta algo duro.
Los comandos se encuentran al alcance de las manos con movimientos suaves tanto el acelerador como el embrague y el freno delantero. Lo mismo sucede con los comandos de luces, bocina y arranque y ABS y corte. Están al alcance de los dedos para activar y desactivar. La única objeción es que el botón de desconexión
del ABS es poco visible a simple vista y se confunde con las piezas negras del manillar.
El formato de los espejos es apropiado y permite una buena visibilidad trasera.
El tablero tiene con un formato original, brinda mucha información sobre los distintos parámetros de funcionamiento pero la lectura se torna dificultosa de día por la incidencia de la luz natural, perdiéndose la visión de parámetros importantes como la temperatura del motor o el nivel de combustible.
De formas compactas, la parte frontal es la que más impacta a la vista por su robusta horquilla invertida, el faro redondo de leds, y la simpática miniatura del León colocado sobre el guardabarros delantero.
Tengamos en cuenta que los tubos tienen 61 mm de diámetro, mientras que los barrales tienen 50 mm. con 125 mm de recorrido. Algo sobredimensionados
para una moto de este tipo pero que le otorgan notable estabilidad delantera sobre todo en frenadas exigentes. La suspensión trasera es del tipo basculante con monoamortiguador regulable con montaje lateral del lado derecho con 112 mm de recorrido.
Suspensiones, a mejorar
Las suspensiones son un punto flojo de la Leoncino dado que a velocidad de ciudad absorben sin problemas las desprolijidades pero a ritmo de ruta transmiten rebotes y sacudidas, en particular la trasera.
El freno delantero está compuesto por dos discos de 320 mm cada uno y accionado por 2 cálipers radiales de 4 pistones cada uno, mientras que el trasero monta un disco de 260 mm y un caliper de un pistón. Ambos con ABS. Su respuesta en eficiente en todo momento. Los neumáticos Pirelli Angel, de origen chino, 120-70ZR17 adelante y 160-60ZR17 atrás mostraron buen grip. En calles empedradas las cubiertas se comportan firmes sin alterar la trayectoria del vehículo. El bastidor es bastante particular dado que está realizado en tubos de acero con el motor colgado y la parte trasera muy estrecha, de manera que el basculante, también tubular está anclado por el exterior del chasis.
Motor tranquilo y eficiente
La Leoncino 500 monta motor, bicilíndrico cuatro tiempos de 499.6 cc, con 8 válvulas y doble árbol de levas a la cabeza (DOHC), refrigerado por líquido, con inyección EFI, que entrega 48 HP a 8.500 rpm, y está asociado a una caja de 6 marchas.
El tacto del motor es suave, pero inmediato, con una buena respuesta en cualquier marcha, a lo que contribuye la incorporación del acelerador electrónico. Tiene buena respuesta en marchas cortas y a medio régimen, mientras que a altas revoluciones es algo plana. El par máximo se ubica en 6.000 rpm, 2.500 rpm por debajo del régimen de potencia máxima. El corte está en las 10.000 rpm.
Antes de llegar al corte en primera alcanza los 70 km/h mientras que la velocidad máxima apenas supera los 170 km/h.
Si bien debe mejorar algunos temas como la calidad de los plásticos o detalles de construcción (el filtro de nafta se tapa con facilidad) creo que si tuviera que comprar una moto para todos los días elegiría esta Leoncino porque me resultó cómoda, dócil, sin mayores complicaciones y segura. A un precio de $250.000 cumple acertadamente con la ecuación costo-producto.