La legendaria marca inglesa, hoy en propiedad de un grupo indio, presentó en la ciudad de Santa Cruz, capital mundial del surf, sus icónicos modelos que marcaron a una generación en Inglaterra y Estados Unidos. Si bien son desarrollos nuevos mantienen su estilo vintage con muchas partes en común. Llegarían en junio del año próximo.
Por Alejandro Fischer – Enviado especial a California
Todo parece anclado en los años 60. Los muebles del hotel Dream inn, en Santa Cruz, California, 123 km. al sur de San Francisco, exhiben ese estilo vintage, sobrio, de líneas puras sin estridencias, muchos en madera natural, en tonos suaves, casi pastel, de amarillo, verde o azul sobre acrílico o cuerina. De la rocola, ubicada en el lobby, salen temas de los Beach Boys, Chuck Berry, Elvis Presley, o Los Plateros.
Las playas, absolutamente limpias, muestran la libertad y la indiferencia hacia lo que hace la gente entre sí: bajo un gazebo, una pareja heterosexual celebra su matrimonio ante 60 testigos con vestidos largos y trajes aunque descalzos o con sandalias. A 50 metros dos mujeres toman sol casi desnudas. Nadie le presta atención a nada. Los surfistas también hacen la suya. Enfundados en sus trajes de neoprene, se internan en las congeladas aguas del Pacífico montados en sus tablas para buscar olas de 10 metros de altura.
California es uno de los pocos estados de la Unión que es “friendly” (amigable) con el medio ambiente, las mascotas, los nudistas o la marihuana. Además de contar con comunidades con estilos de vida alternativos y habitantes con variadas tendencias políticas liberales. Y Santa Cruz mantiene ese espíritu de “pueblo hippie” con sus playas idílicas y sus bosques de sequoias.
Aquí, en aquellos años ’60, marcados por la contracultura del “flower power”, el pacifismo y los Volkswagen Escarabajo o las Kombi, la moto elegida por los jóvenes para recorrer las interminables playas buscando aquellas olas gigantes era la Royal Enfield.
Todavía en algunas cafeterías y hamburgueserías hay fotos de las Royal 250 de 50 años atrás con dos soportes en forma de U del lado derecho para llevar la tabla de surf de un lugar a otro. Por esta razón, la marca eligió esta localidad, apodada “Surf City”, para realizar la presentación mundial de sus renovados modelos Interceptor y Continental GT, ambos con un nuevo motor 650 bicilíndrico.
Una historia centenaria
Royal Enfield es una de las pocas marcas de motos que ha superado los 100 años de existencia y que aún hoy sigue en actividad. El primer modelo apareció en 1901 en Redditch, Inglaterra. Llegar a la India le costó muy poco, en definitiva una ex colonia inglesa. Y ese traslado de operaciones y producción fue lo que le salvó la vida. En 1949, la Bullet 350 cc, el modelo más icónico, fue lanzado en el país asiático, cuando Madras Motors se adjudicó una orden de provisión de motocicletas para el Ejército indio. Hacia 1970, las operaciones en nglaterra cesaron dada la tremenda ofensiva de las marcas japonesas sobre las “artesanales” motos europeas. Royal Enfield sobrevivió en la India produciendo sólo para ese mercado.
En manos del grupo indio Eicher Motors Limited, la marca estuvo como en un letargo fabricando casi sin cambios, durante cerca de 3 décadas su emblemático modelo Bullet.
Pero pocos años atrás, una nueva generación de directivos indios, encabezada por Rudratej Singh, presidente, y Siddhartha Lal, CEO, decidió salir de ese mercado y expandirse al mundo. Así, en la última década, la empresa tuvo un crecimiento del 50 % cada año, al pasar de vender 50.000 motos en 2010 a más de 820.000 en 2017.
La idea central es producir mayormente los modelos que hicieron historia en la marca aprovechando esta moda clásica o vintage imperante; sacar partido de la ventaja competitiva que le dan los bajos costos de producir en la planta india de Chennai; (aunque mantiene su centro de diseño y tecnológico en Bruntingthorpe Proving Grounds, en Leicestershire, Inglaterra) y con la estrategia de llegar a los nuevos mercados mundiales en expansión, como Asia y Latinoamérica, además de los históricos como Estados Unidos y Europa, con precios muy competitivos para convertirse en un jugador mundial. Los modelos con los cuales encabeza esta ofensiva comercial son los emblemáticos Interceptor y Continental GT.
Hay que tener en cuenta que la gran mayoría de los modelos Royal Enfield siguen siendo clásicos “retocados” para los tiempos modernos pero que se han resistido a perder algunas de sus señas de identidad originales, lo cual le otorga una pátina de veteranía auténtica de la que carecen otras marcas.
Entonces, el concepto es atraer al público hacia motos de gama media, de producción sencilla, con modelos emblemáticos ya probados, y con pocos agregados de últimas tecnologías.
Vamos a la playa
Royal Enfield organizó la presentación mundial de sus nuevos modelos con una detallada explicación de los orígenes de la marca a cargo de un historiador inglés, Gordon May. Luego el diseñador Mark Wells explicó cómo fue el desarrollo de las motos, al igual que los ingenieros Ben Hine (chasis) y Takashi Yamamoto (motor).
A pesar de sus vínculos con el pasado, básicamente en su concepto y diseño, tanto la Continental GT 650 como la Interceptor 650 son motos que fueron desarrolladas desde cero aunque con muchas partes en común pero con un estilo y uso particular para cada una. Por supuesto, la parte más divertida
fue salir a la ruta. Durante dos días transitamos por la Highway 1, esa autopista que te muestra la costa del Pacífico entre San Francisco y Los Angeles de unos 1.000 kilómetros de extensión, y también por las reviradas curvas y contracurvas de los parques nacionales de Big Basin Red Woods, West Waddell Creek State Wilderness, y Portola Redwoods, donde las gigantescas sequoias rojas son las reinas.
En ambas jornadas el destino final fue Pescadero (¿te acordás dónde estaba recluida Sarah Connor en Terminator 2?). En total fueron unos 250 kilómetros cada día con algunos tramos endemoniados. La GT exhibe el estilo deportivo de una “café racer” sesentona netamente individualista, mientras que la Interceptor
transmite una apariencia más elegante y para ser compartida.
Ambos modelos tienen en común motor (con inyección electrónica), sistema de refrigeración, chasis, suspensiones, frenos (con ABS), cubiertas (Pirelli Phanton origen Brasil), instrumental y grupos ópticos. La diferencias se observan en el formato de los tanques (Interceptor como gota de agua, Continental más cuadrado), los asientos (la Interceptor tiene asiento enterizo, la Continental sólo para uno), la posición de los pedalines delanteros (en la Continental están más retrasados que en la Interceptor). En cuanto a la estética, la Interceptor tiene guardabarros, llantas y ópticas cromadas, mientras que en la Continental son negros.
La Continental GT claramente mostró una actitud más deportiva, con su semi manillar abajo, en particular en las curvas, aunque los pedalines retrasados cansan un poco después de 200 kilómetros exigidos. La Interceptor se mostró más relajada. El asiento de la Interceptor tiene la dureza justa pero es algo deslizable.
En cuanto a “modernidad” ambas tienen lo elemental, inyección y ABS. La absoluta ausencia de ayudas electrónicas obliga a adaptarse a una conducción al viejo estilo, como el concepto de estas motos, algo muy buscado por aquellos que quieren sentir sensaciones como antes.