Husqvarna, una de las tantas marcas tradicionales de motos europeas que con sus modelos, la calidad de producción y sus diseños marcaron a fuego las competencias y el gusto de los usuarios.
Cómo también le pasó a muchas marcas del viejo continente, la marca sueca no pudo escapar a las crisis que estas empresas vivieron en los años 70 y 80 con la revolución que provocaron las fábricas japonesas.
Así, en 1987, la división de motos de Husqvarna fue vendida al fabricante italiano Cagiva para formar parte del grupo MV Agusta. Veinte años más tarde, en 2007, la marca fue adquirida por el grupo BMW. Hasta que enero de 2013 la austríaca KTM compró Husqvarna a la compañía alemana.
Casi desde sus comienzos, Husqvarna se especializó en motos para tierra convirtiéndose en un referente mundial en el Enduro y Cross, especialidades en donde logró más de 40 campeonatos del mundo. Con el nuevo milenio ingresó en las competencias de Supermotard con similares resultados.
Esta dedicación cambió cuando la marca quiso volver al mercado de consumo masivo. Así es que ahora sorprendió a propios y extraños con su regreso a las motos de calle de las que había estado alejada por más de 60 años, tras la Silverpilen que había presentado en 1955.
Poco tiempo atrás, Husqvarna encaró el proyecto de desarrollar motos distintas aprovechando la sinergia con su propietaria KTM. De esta forma surgieron dos modelos totalmente radicales, tanto desde el concepto como desde el diseño, las Vitpilen (flecha blanca en sueco) y Svartpilen (flecha negra) en versiones 401 y 701 correspondientes a su cilindrada.
Con personalidad
En este caso, me subí a la Vitpilen 701, una moto que no deja indiferente a nadie, ya sea por el mero impacto visual o por el impacto que produce conducirla.
Está claro que Husqvarna buscó romper los estereotipos conocidos y salir de los lugares comunes. Estamos ante una moto con una alta personalidad, clara, definida, que tal vez no seduce a todos los motociclistas pero que, no caben dudas, llama la atención.
La estética es una rara mezcla de atracción irresistible, rareza, elegancia y minimalismo, con una silueta sui generis en donde las líneas futuristas se mezclan con el viejo estilo de las café racer dando por resultado una belleza exótica.
Después de probarla durante varios días me quedó claro que la Vitpilen 701 no es para cualquiera. En principio, al interesado debe gustarle esta suerte de estilo street con diseño vintage pero con aspecto futurista. Y segundo debe tener en claro que no es una moto para estar cómodo en la conducción. Hay que acostumbrarse y disfrutar de su posición de manejo, de la potencia de su motor, de ciertas asperezas en asfalto irregular, y ser mirado en cada semáforo.
Pero vamos a subirnos a la moto. La posición de manejo tiende a desplazar al piloto hacia adelante y para alcanzar los semimanillares hay que volcar el cuerpo casi sobre el tanque tirando la cola un poco hacia atrás según la altura del conductor. Si bien postura remite a las café racer se carga bastante peso sobre las muñecas y en un viaje largo puede ser cansador. Como naked que es no tiene parabrisas.
Un tema es el asiento. Que en la realidad tenga lugar para un pasajero es un hecho meramente figurativo porque una persona casi no entra en esa porción del colín y prácticamente no tiene de dónde agarrarse salvo la correa que cruza de lado a lado. Además los pedalines traseros quedan muy altos y las piernas del pasajero terminan molestando al conductor. El asiento es algo duro pero es parte del encanto.
Los apoyapiés delanteros están en una buena posición para descolgar las piernas y llegar con comodidad a los pedales de freno y de palanca de cambios.
Espejos y tablero
Me gustó mucho el formato –redondo- y la ubicación de los espejos que permiten ver claramente hacia atrás aunque a las 5.000 rpm distorsionan un poco por vibración.
El tablero, único y redondo, está en consonancia con el estilo de moto. Si bien es completo resulta poco práctico debido a que los ideogramas y la tipografía son muy pequeños. A buena velocidad no se puede ver en qué régimen gira el motor. Se podría emplear una pantalla TFT a color con toda la información más visible. La suspensión delantera, de horquilla invertida, tiene regulación en compresión y expansión y cada función está en cada tubo. En el de la derecha, con una pequeña mariposa roja, se comanda la expansión, y en el de la izquierda, con la mariposa blanca, la compresión. La suspensión trasera sólo tiene regulación para la carga del resorte.
Al salir, el embrague hidráulico despega suave sin tironeo, aunque hay que controlar bien la aceleración, los 75 caballos del monocilindro brindan un empuje brutalmente adictivo. De todas maneras, el acelerador electrónico es muy preciso.
Los cambios son suaves y se pueden pasar sin embragar después de la primera marcha gracias al sistema quick-shift de subida y bajada con un comportamiento excelente. La moto también tiene sistema anti-rebotes con servo.
El control de tracción suele actuar eficientemente en las primeras marchas y a bajas vueltas, lo mismo que el anti-wheeling que interviene con precisión cuando la moto levanta la rueda apenas unos instantes.
En el apartado de los frenos, la Vitpilen 701 dispone de un solo disco delantero de 320 mm de cuatro pistones, y otro trasero de 240 mm con una pinza simple. Si bien en la rueda delantera tiene un solo disco de freno, Brembo es una garantía de frenada eficiente.
La parte ciclo depende de un chasis multitubular de acero sobre el que van fijadas suspensiones WP que le aseguran un excelente comportamiento.
El motor es el conocido monocilíndrico de 693cc que impulsa a la KTM 690 Duke, un propulsor que logra un conjunto de altas prestaciones y un funcionamiento mucho más suave de lo que se espera de un motor de un solo cilindro donde las vibraciones son casi inevitables a partir de las 5.000 rpm.
La moto me resultó muy dócil para maniobras a baja velocidad, se pueden hacer slalom y radios de giros cortos con total seguridad. Y a medida que aumentan la velocidad la tenida es notable donde tienen buena responsabilidad los neumáticos Bridgestone Battlax S21 radiales sin cámara.