Test Ducati Scrambler SIXTY2

Chiche Caldarella probó la moto más chica de la familia Scrambler. Viene con motor 399cc. Es más compacta, sencilla y con muy buenas ventajas para los que quieren iniciarse en el segmento intermedio.

Si bien la Ducati Scrambler Sixty2 me parece una moto que fluctúa entre el enduro y el turismo creo que tiene un acento netamente urbano, ideal para aquellos que vienen de una 125 o una 200 y quieran subir algunos escalones sin llegar a una deportiva de mayores prestaciones.
Claramente está orientada a un público joven pero creo que también es un modelo muy apropiado para las mujeres por su asiento bajo, la facilidad de conducción y un andar sereno. Por sus características y prestaciones también tiene la suficiente versatilidad como para salir de la ciudad y realizar
viajes cortos, como por ejemplo a la Costa atlántica.

Antes de hablar del diseño, creo que hay que hacer algunas consideraciones sobre el estilo que representa una moto“Scrambler”.

Se trata de motos concebidas para salir del asfalto y meterse por algún camino de tierra. Originadas en las competencias off-road inglesas de los años ’20 sus características más notorias son llantas de radios, neumáticos con tacos, tanque de combustible reducido, asiento acolchado y, sobre todo, un sistema de escape lateral paralelo al asiento y alto. Sin embargo, en este caso, con las salvedades de las actualizaciones tecnológicas y de estilo, el escape corto y abultado se encuentra por debajo del motor y del eje de las ruedas, restándole cierta identidad. Así y todo, creo que la moto genera una vista muy agradable, equilibrada
y proporcionada con ese estilo retro que esta tan de moda hoy.

Por otra parte, la notable separación entre el conjunto asiento-colín y la rueda genera un espacio visual que pareciera como que el conductor estuviera sentado
en una banqueta flexible. La óptica, redonda, con tecnología LED, tiene una ubicación como metida entre los barrales de la suspensión delantera, da la sensación que la luz sale de adentro de la moto, y que acompaña muy bien al guardabarros corto. Para destacar, el faro tiene lente de vidrio, no de
policarbonato.

Un detalle curioso es el notable diseño del horquillón que para realzarlo sería bueno que la estructura estuviera pintada con otro color que no sea negro. La paleta cromática me resulta original, en particular el “Ocean Grey”, una suerte de gris tirando a celeste suave. Al sentarme percibí una buena sensación que me la transmitieron el asiento cómodo, un manillar que, si bien a primera vista parece grande, como que intimida, al circular se revela cómodo para la conducción y transmite una posición de manejo relajada. En esta Ducati Scrambler la posición de manejo adelantada permite llevar el peso
hacia la suspensión delantera lo que posibilita un mejor dominio y control de la moto.

Hay que tener en cuenta que no tiene parabrisas ni carenado, por lo cual el impacto del viento en ruta siempre lo recibe el piloto lo que genera cansancio. A mayor velocidad mayor impacto. Una observación es que el tablero digital, muy minimalista, no permite una
lectura rápida de los parámetros, en particular el cuentarrevoluciones. Además tiene una disposición de las revoluciones de 2.000 en 2.000 y no cada
1.000 rpm. lo cual confunde un poco.

Hay que acostumbrarse. También le falta indicador de marcha engranada y de nivel de combustible. Eso sí, tiene un aviso de límite de las revoluciones muy
visible que parpadea a ambos lados del tablero cuando se llega a la zona roja. Una incomodidad práctica y también estética radica en que tanto el cable del
acelerador como el del freno delantero cruzan por sobre el instrumento dificultando su lectura. Si bien a mí no me afectó, a una persona con mayor altura
podría generarle dificultades. La moto la percibí en equilibrio gracias a su centro de gravedad bajo lo que permite hacer cambios de dirección fácilmente,maniobra que se facilita por una posición de manejo muy natural. Esta misma ubicación adelantada respecto del eje de la moto, permite llevar el peso hacia la suspensión delantera lo que genera un mejor dominio y control de la moto.

Además, el diseño del chasis hace de la Scrambler una moto con un comportamiento suave. Los pedalines tienen una ubicación correcta aunque deberían tener una protección de goma en la parte lateral paraevitar golpes molestos. A pesar de que el manillar no gira demasiado y hace tope rápidamente para realizar
maniobras cortas en espacios reducidos,en rodaje, es bastante fácil de
maniobrar por la posición de conducción y por la altura del asiento de apenas 790 mm, que permite llegar con los dos pies al suelo perfectamente.

Andado, la ciclística, o sea el comportamiento de la moto, es dócil y responde a las órdenes y movimientos del piloto. El embrague es progresivo y permite una salida suave donde se percibe la docilidad de la caja cuando pasamos los cambios, sin necesidad de recurrir a la palanca izquierda, con apenas desacelerar,
las marchas pasan sin problemas. No hay trepidaciones y la entrega lineal del acople es sin baches.

Una muestra del buen funcionamiento del conjunto embrague-caja esta dado porque al detener la marcha resulta muy fácil encontrar el punto neutral. Para que el acelerador transmita la necesidad de aceleración que quiere el piloto, requiere un mayor recorrido de los habituales. En cuanto al frenaje, con apenas un poco de presión con dos dedos de la mano erecha se logra un efectivo frenaje lo cual demuestra el poder del disco de 320 mm de diámetro y de la pinza flotante
con doble pistón. El freno trasero asiste correctamente al delantero con un disco de 245 m y un pistón en el caliper.

El ABS de serie asegura no tener problemas en situaciones de frenada exigente o sobre piso mojado.
La horquilla Showa es convencional o sea telescópica sin regulación (frente a la invertida de sus hermanas mayores, las 800) con barras de 41 mm, pero está calibrada de manera tal que sobre un empedrado, por ejemplo, las vibraciones no llegan al conductor dado queabsorbe bien las irregularidades. Atrás,
mantiene el monoamortiguador Kaya-ba regulable en precarga, y con el brazo oscilante de acero que permite que la rueda siempre este bien pegada al piso.

Para destacar son los neumáticos Pirelli MT 60 RS que ofrece un dibujo acorde al modelo, o sea para distintos tipos de piso, aún mojado porque tiene buena
evacuación del agua y con un compuesto semiblando, que le otorga buena adherencia al asfalto. La medida
trasera de 160/60-17 responde al modelo de moto con un rodado generoso.

El tanque de combustible de acero, con un hermoso diseño en forma de gota, tiene una capacidad para 14 litros. La fábrica
declara un consumo de 4,6 litros cada 100 km, con lo cual la autonomía ronda los 300 km, un valor muy aceptable en función de las grandes distancias que tenemos en nuestro país. Como en toda Ducati que se precie de tal, el motor es la parte esencial de la moto. En este caso, la Sixty2 monta un nuevo motor desmodrómico de dos cilindros en L refrigerado por aire con dos válvulas por cilindro que entrega 41 CV de potencia y 34,3 Nm de par máximo, valores muy acordes con este tipo de moto.

Si bien en algún momento muestra toda su “energía latina”, como cuando salimos y los primeros movimientos del acelerador obligan a tocar el embrague o cuando pasa de las 7.000 vueltas, claramente es un impulsor tranquilo, para nada rabioso, con una suavidad notable, ideal para conductores que ingresan en el segmento de la gama media.

Por supuesto, en ningún momento pierde el ronroneo tan característico de una Ducati y que hace que la gente mire con
admiración a la moto. La velocidad final ronda los 165 km/h a 8.500 rpm. Es cierto, no es una velocidad de competencia pero en ruta permite “crucerear” a unos 120/130 km/h, una velocidad suficiente como para tener un resto para el sobrepaso.

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